Por supuesto, la autorreflexión de la mediana edad puede ser algo bueno si te lleva a realizar cambios positivos. Pero, si te centras sólo en lo negativo y te desilusionas, puedes encontrarte rompiendo relaciones o tomando decisiones precipitadas para alterar tu vida de manera brusca. El estrés de esta época es una reacción natural a esta crisis y si lo gestionas bien, te harás preguntas que te serán muy útiles para la siguiente fase de la vida:
¿Qué vida quiero vivir yo?
¿Qué es lo que la vida espera de mí?
¿Qué es lo que me sostiene cuando todo lo demás se derrumba?...
Considerando que la crisis de la mediana edad es un hecho, ¿qué puedes hacer para protegerte o atenuarla? La ciencia nos dice que hay algunas estrategias eficaces. Yo las llamo las 4 Disciplinas del Bienestar Permanente y es nuestra base en los cursos de reducción de estrés y otros formatos para empresas. Son estas:
- Presencia, cómo vivir la vida de forma consciente. Aquí, Mindfulness es la herramienta principal.
- Conexión, cómo mejorar tu sensación de pertenencia y comunidad. Nosotros lo facilitamos con herramientas de comunicación y diálogo.
- Resiliencia, cómo ser menos vulnerable a los altibajos de la vida. Verás que tener un propósito ayuda mucho.
- Talante, cómo ser optimista y orientarte hacia lo positivo. Para ello quizás tengas que cambiar tus narrativas personales.
No es una receta difícil, pero sí necesita de práctica, no basta con que te lo sepas, lo tienes que vivir en tu día a día. La buena noticia es que estas disciplinas están basadas en circuitos neuronales que son plásticos; es decir, que se desarrollan con el entrenamiento.
Puedes convertir tu crisis de los 40 en la oportunidad de disfrutar de un bienestar sostenible en la siguiente fase de tu vida. Dejando de depender tanto de lo que te pasa y enfocando tu actividad a la vida que quieres vivir y a la persona que quieres ser. Desplegando la mejor versión de ti mismo. Un gran propósito para el año 2024.
¡Feliz año!
Andrés Martín
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